La verdad, no vendo cocaína: sólo quería llamar la atención, primero, de la persona que en El Nuevo recibe la correspondencia y, luego, la suya, lector. Seré breve: soy un abogado colombiano, residente en Barranquilla, quien ha estudiado el tema del narcotráfico. El día que todos los gobiernos del mundo decidan despenalizar el narcotráfico, ese día el problema de los narcóticos se acaba.
Los más interesados en la lucha contra el narcotráfico son los mismos narcotraficantes, para que la mercancía no se les abarate. Están interesados en que el narcotráfico siga, los productores de insumos químicos para producir la coca sigan, los productores de abonos sigan y los productores de venenos sigan vendiendo a los gobiernos el veneno para fumigar las plantaciones. Las cárceles se rellenarán y los carceleros de los EEUU no sabrán qué hacer con tantos presos extraditados. Pero mientras un kilo de coca valga mil dólares en Colombia y rente después de distribuida muchos dólares en EEUU el problema seguirá.
Si un kilo de coca llega a valer, ya legalizado, lo que vale un kilo de papa, nadie estará interesado en seguir traficando. Y los gobiernos pueden hacer campañas contra las drogas en forma parecida a las que hacen contra el cigarrillo. El refreno es la causa del apetito; y si no, que lo digan los novios. Parecen chicle... hasta después de casados.
Humberto Rueda Vecino
Barranquilla, Colombia
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